18-07-2024
Cada cierre de temporada viene siendo un caos para Sarmiento, el año pasado la flamante CD encabezada por el ahora ex presidente Javier Besga, tomaba el comando de la institución sin el ciento por ciento de los avales del resto de sus pares de comisión directiva.
Un acuerdo no escrito entre los dirigentes, formulaba que cada dos años se renovaría la función de vicepresidente primero, que a la postre sería el presidente del club ante la licencia de Jorge Capitanich, comandante del barco desde el año 2007.
Esta persona debía tener el aval de Capitanich, pero también del resto de la CD. El año anterior ante el cierre de ejercicio del mandato de Julio Velazco, gran parte de la CD y los socios pretendían que Velazco continúe por dos años más al frente, sin embargo, la corriente opositora impuso a Javier Besga en la conducción. Ante esta situación Velazco se corrió de ese lugar, dejando a la nueva CD a cargo, para que pueda manejar los destinos del club bajo sus ideas.
A un año de aquella situación, Sarmiento pasó por vaivenes que rozaron con la desprolijidad, la desidia, los errores y unos pocos aciertos. Por caso, la elección de los entrenadores para el plantel profesional que compite en el Federal “A”, ni Víctor Nazareno Godoy, ni Hernán Darío Ortiz dieron en la tecla, sus campañas fueron muy pobres. La luz parecía hallarse al final del camino con la vuelta de Raúl Valdez a comienzos de año, pero bueno, todo el mundo sabe como terminó la historia. Lo de Miguel Urbina, el año anterior, y este, son solo parches que suenan más a manotazos de ahogado, que a decisiones concretas que puedan mantener en el tiempo.
Desde lo administrativo tampoco la gestión de Besga marcó el paso, con permanentes conflictos con los empleados del club por la “arrogancia” con la que se manejan, término utilizado por los propios empleados, más allá de faltas a la hora de abonar los salarios, o los “aprietes” para bajar las cargas horarias de trabajo.
Sarmiento es un club reconocido por la actividad futbolística, más allá de las otras disciplinas que se practican en la institución. Pero lo del básquetbol fue un papelón que resonó en todo el país, ante la baja, horas antes de empezar a jugar la Liga Argentina de la competencia. Hecho por el cual la institución fue sancionada deportiva y económicamente. Tampoco en fútbol se tomaron sabias decisiones, todo el mundo sabía que ante la salida de Capitanich como gobernador de la provincia, el presupuesto y los beneficios para el club iban a ser mucho menores, sin embargo, no fueron precavidos y se terminaron conformando con el presupuesto provincial que bajó Leandro Zdero, sin salir a gestionar nuevos sponsors para poder tener un plantel más competitivo y luchar por el ascenso de categoría.
Hoy el equipo se debate, con la soga al cuello, para evitar el descenso, con la mochila a cuesta del partido suspendido del último domingo ante Unión de Sunchales, que significaría una posible quita de puntos, la suspensión de la cancha y un fixture para la segunda parte del torneo, en donde será uno de los equipos que más kilómetros tenga que recorrer. Lo que suena ilógico es que Besga, viviendo en Buenos Aires, ni siquiera se acercó hasta las dependencias del Consejo Federal de AFA donde se realizó el sorteo para marcar presencia al menos.
Por todo esto la renuncia de Besga no se sabe si es más un bálsamo para este caótico panorama, o un hecho que pueda acrecentarlo. De movida nadie puso reparos ante una situación que se tendría que haber dado el mismo día que Besga decidió por motivos personales, vivir en Buenos Aires. No se puede manejar un club a mil kilómetros de distancia.
Desde hoy, formalmente, el club está en manos de Mario de Lucchi y de Luciano Donaire, ya que estos venían viviendo el día a día de la institución ante la distancia de Besga. Serán ellos los encargados de encauzar este barco, más allá de que en la mayoría de las situaciones antes narradas, fueron los principales artífices de la debacle que hoy vive el club.
Guillermo Candia, para Entretiempo